“Tenés que creer en la poesía” constituye la expresión que condensa la simplicidad y gracia del reciente estreno de la serie Euphoria. En un episodio especial, la energía frenética de paletas neón, los destellos estridentes de glitter y los desenlaces dramáticos dieron un paso al costado para dar protagonismo a la intensidad emocional de una conversación íntima entre dos personajes profundamente heridos.
Esta publicación contiene spoilers del especial Euphoria
Entre el neón, enérgicos movimientos de cámara, dramas, sexo, autodestrucción y drogas, la primera temporada de la serie Euphoria acostumbró a sus espectadores a percibir su universo creativo desde unos lentes oscuros y llenos de ímpetu. Luego de la partida de Jules y la consecuente recaía de Rue en las drogas, esta ficción de HBO retoma la historia desde una perspectiva simple y cruda, con un capítulo especial titulado “Los problemas no duran para siempre”.
Después de una pequeña introducción presumiblemente fantasiosa, en la que Rue y Jules viven felices en un departamento neoyorkino, Rue y Ali, su consejero en el programa de rehabilitación, se reúnen en una cafetería durante la víspera Navidad. La pandemia y la reducción del cast para las filmaciones a causa de las restricciones sanitarias, lejos de constituir una debilidad, merecieron una respuesta extraordinaria por parte del creador Sam Levinson.
Mediante 50 minutos de diálogo, el episodio desnuda con crudeza las motivaciones confusas de una joven con dependencia a las drogas y un exadicto que desmantela con palabras simples cada argumento presentado por Rue para permanecer en la senda de la autodestrucción. Nada sobra y nada falta en esta íntima conversación entre dos personajes que parecen encarnar un cuadro del pintor Edward Hopper.
Redención, muerte, esperanza, dolor, revoluciones vacías y adicción se verbalizan en este dialogo extraordinariamente escrito que condensa los tintes claroscuros del 2020. Como si se tratase de una conversación profunda y desenvuelta en nuestro más íntimo círculo amistoso, la sensación de proximidad que generan ambos actores resulta conmovedora.
Una Rue con actitud defensiva es lentamente desarmada por la sinceridad de Ali hasta quebrarse. Mediante una serie de argumentos, la protagonista intenta convencer a su consejero de que vive plenamente a pesar de su adicción. Con lágrimas en los ojos y una expresión facial que denota un inconmensurable dolor, Rue se limita a responder las palabras de Ali, quien se extiende en sus explicaciones con simultáneas simpleza y profundidad.
“Tenés que creer en la poesía, el valor de dos personas sentadas en una cafetería durante la víspera de Navidad hablando acerca de la vida, adicción y perdida”, dice Ali, mientras un palpable arrepentimiento rodea a ambos personajes que buscan con ansias su redención. Resulta difícil no empatizar con estos dos seres profundamente heridos, quienes cobran vida mediante a la brillante actuación de Zendaya y Colman Domingo.
Este especial de Euphoria cuenta con dos partes, la segunda será narrada desde la perspectiva de Jules (Hunter Schafer) y será estrenada el 22 de enero. Entre toda la oscuridad que rodea la vida del Rue, en esta ocasión el director nos deja abierta una rendija y unos destellos de luz se cuelan en la ficción; después de todo, los problemas no duran para siempre.
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